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El Alimerka OCB estrena el año reencontrándose con la victoria

Fue un reencuentro. Un reconocimiento a sí mismo. Una mirada al espejo limpia. Nada que ver con la deforme arrojada en el callejón de Zamora. Una vuelta a casa y a los principios, a la pugna -ganada- por el rebote y el contraataque y a la defensa que propicia el acierto de este equipo. Así, solo así, puede el equipo ovetense sacar partidos adelante como lo hizo ayer ante Inveready Gipuzkoa por 87-73 en la décimo quinta jornada de la Primera FEB 24/25 y que da aire pensando en las 19 jornadas que restan. Mucho queda.

Los de Javi Rodríguez fueron mejores desde el inicio virtud a un Lucas Langarita vertical y disfrutón en el día de su 20 cumpleaños. 24 puntos y 26 de valoración lo atestiguan, a pesar de que su entrenador le sigue pidiendo sacrificio más allá de su exuberancia ofensiva. También a Mikel Sanz que ante sus paisanos consiguió reencontrar su mejor versión anotando de afuera, fajándose y siendo el tres abierto o el cuatro falso para pegarse con quien haga falta. Y también Vallinotti y Cosialls. Hacía falta más del base argentino en ataque y supo y tuvo el acierto que se le supone. Al catalán no se le puede pedir más. Cambió el partido ante Alega Cantabria y ayer, presente en el quinteto inicial, desquició a los interiores visitantes para solaz de la grada que se identifica con el trabajo y la dedicación sin mesura. La honestidad en Pumarín no se negocia y si alguien se esconde lo paga. No es el caso de los once con los que contó Javi ayer -Tirador fue baja por proceso vírico.

Desde el principio mandó el OCB gracias a Langarita. En los apuntes aparecen canastas de Lucas, Lucas, Lucas, Lucas… trufadas de aciertos de Sanz y Duscak y una última de Valinotti para el 24-19 con el que se cerró el primer acto. Gipuzkoa todavía daba miedo pero la intensidad defensiva y el buen hacer en el rebote de Nweke y Cosialls presagiaban una tarde ‘perguapa’ en Pumarín.

En el segundo irrumpió Martí en su encuentro número 100 con la camiseta azul. Quinta temporada para el capitán centenario que volvió a dejarse el pellejo en un cuarto más escueto pero que adivinaba lo que venía a la vuelta de vestuarios. Si en Zamora un resultado de menos trece puntos (50-37) ofrecía un desfile de almas en pena en franca desventaja -ayer era, según los expertos- una diferencia muy corta: 49-39. Sólo cuatro puntos según se mire entonces y ayer entre el descalabro y la victoria. Pero el lenguaje corporal era otro y los hachazos en ‘X’, profusos hace siete días y ninguno ahora nunca son termómetro.

Claro, ni tanto ni tan calvo. Porque el cuadro ovetense volvió al partido como se merece un encuentro así. Un 12-0 de parcial con Langarita y Cosialls haciendo y deshaciendo a su antojo para un 66-42 a falta de cuatro minutos. Gipuzkoa perdía balones, se desentendía del partido y los de Rodríguez castigaban cada error. Un mate de Nweke levantaba a la grada y la ventaja a falta del último cuarto era de veinte puntos: 72-52.

Y ya en el último tramo el conjunto de la Bella Easo sacó el orgullo pero no le dio. Llegó a colocarse a once con un minuto por jugar pero dos tripes del cumpleañero -que comparte efeméride con Óliver Arteaga- cerraron el marcador en el definitivo 87-73.

Con la quinta victoria en el zurrón al OCB se le viene una exigente semana: visita el martes 7 a Real Betis para la definición de los cuartos de Copa España y el sábado hará lo propio en liga ante Obradoiro intentando hacer bueno el viejo adagio de que quien va a Santiago y no al Salvador, visita al siervo y olvida al señor.

Parciales: 24/19, 25/20, 23/13, 15/21 

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