El Alimerka OCB resbala al descenso
Disculpen la tardanza. La primera versión de esta crónica era la del cabreo, la segunda la de la aceptación y la tercera la de escribir un teletipo sin alma. Las dos primeras iban a ser injustas con unos y con otros, los de gris, o al revés, así que nos limitaremos a contar porcentajes y lesionados. Es más árido de leer pero al menos uno conserva el trabajo.
Para comenzar, el partido que el Alimerka Oviedo perdió por dos puntos, 68-70, en su visita a Cáceres Patrimonio de La Humanidad sirvió parar homenajear al base local, Dani Rodríguez, investido hoy como el hombre con más presencias en la LEB Oro. Vaya desde Oviedo nuestra enhorabuena. La FEB, que quiso juntar al otro más veterano en la cancha, aprovechó la efemérides parar otorgar a Óliver Arteaga el galardón de máximo taponador de la competencia.
Alharacas aparte, el partido fue de trinchera. Para que el Alimerka Oviedo Baloncesto llegara hasta el final tenían que pasar muchas cosas. Las normales y alguna más. Que el rebote ofensivo no castigara –el primer cuarto fue un suplicio- que el criterio fuera igualado y sostenido y que, como ocurriera en Almansa y Melilla, las dos victorias a domicilio para los ovetenses, el OCB se enganchara al partido con porcentajes decentes. Casi, a falta de dos posesiones para el final, los de Poch mandaban 67-68, pero una serie de desdichas decantaron la sexta victoria para los de Blanco enviando al OCB de nuevo al descenso.
El primer cuarto fue un dolor. Dolorosísimo. 18-10 al final y solo sujetado por un inmenso Arteaga y un afanoso Brown quien, a lo largo de los 40 minutos, iría dando muestra de que es un cuatro con carrete para la categoría.
En el segundo se vio un buen equipo. A retales. Sin Chuso en casa y con Lecesne con 40 de fiebre en el banco -se quiso vestir pero no pudo. Con la segunda unidad en pista y el propio Brown y Thorir, este último en sus pocos minutos de calidad hoy, el OCB remontó hasta el 18-18. Había partido. El ataque seguía siendo el del parto de un potro atravesado pero la defensa negaba todo lo que proponía Cáceres. Unos locales a los que les costó anotar más de cinco minutos a pesar de que la cuenta de rebotes ofensivos era onerosa para los visitantes. Con un 21-18 tras triple de Peñarroya, que a sus 20 años se comió los 40 minutos dejando muestras de su calidad y denuedo, el Alimerka asomó la cabeza y no quiso frenar hasta el descanso.
En esto que apareció Comendador parar sellar un parcial 4-15 y tiempo de Cáceres. Una estirada que se fue al 27-31 al descanso confirmando de que a falta de galones, en la guerrilla al OCB le va bien. De que defiende como un perro y que quiere encarar a los rivales pese a quien le pese. Eso lo tienen los chavales, poso y respeto de propios y extraños les falta: y les pesa y penaliza.
En la reanudación el partido pasaba por frenar la previsible salida en tromba de Cáceres, con más argumento en la ofensiva y así lo hizo con cinco puntos seguidos de Arteaga. Era un 33-36 y tres de reloj jugados. Con un Cáceres empeñado en lanzar de tres sin acierto los visitantes gozaban hasta el 35-44 y la máxima gracias a dos triples de Peñarroya.
Ahí se atascó el OCB que dejó subirse a las barbas a los locales. El parcial del final del tercero descontó un menos 12 y 47-44. Mal asunto para lo que venía. Entre una antideportiva en un rebote a Domenech y una técnica por el ímpetu de Comendador al machar –ver parar creer- Cáceres se encontró con caramelos en el áspero trayecto de un partido feote. Feo, vaya. Con menos seis, a Crouch le dejaron de temblar las piernas y embocó un parcial: 62-61. Volvía a haber tela que cortar y bastante: A menos de dos posesiones el OCB tuvo arrestos para ponerse, 67-68. Sin embargo, una errática lectura de partido y que hoy estaba escrito que no, el caso es que fue que no. Quien quiera que le ponga la firma al acta. El sábado Palencia en casa. No quedan apenas entradas.