¿QUÉ HACÍA JUAN GARCÍA JUGANDO EN EBA?
Esa sea, probablemente, la pregunta más repetida por todos aquellos que siguieron el último partido que el Unión Financiera Baloncesto Oviedo jugó en Pumarín. Pregunta que incluso se hacen algunos de sus compañeros en el vestuario carbayón. El dominicano con pasaporte español fue el jugador más valorado de la jornada al acabar con 27 de valoración y protagonizar jugadas espectaculares poco habituales en la Adecco Oro.
Foto: www.carlosalonso.es
Juan García era un gran desconocido para la mayoría hace apenas unas semanas. Para ello solo hay que irse a su cuenta de twitter (@juanwer3) en la que sólo tiene 86 seguidores, “y más de treinta personas me han empezado a seguir esta última semana”, reconoce García entre risas.
El ala pívot llegó a España a los doce años después de pasar por un duro trance y de criarse junto a su padre, “mi madre se vino a España con un par de tías mías cuando yo tenía cuatro años. Después de llevarse siete años aquí decidió que viniésemos mi padre y yo”. Juan reconoce que no ha sido fácil su juventud pero que ahora está viviendo un momento muy dulce en el Unión Financiera Baloncesto Oviedo.
El Eurocolegio Casvi ha sido durante muchos años su segunda casa y José Antonio Sánchez, entrenador de sus últimas seis temporadas, fue y es su gran amigo y padre deportivo. En sus palabras, al hablar de él, se aprecia el respeto de una persona agradecida por todo lo que han hecho por él: “José Antonio vino a verme jugar contra Melilla y también vino a Palencia. Me suele dar consejos y me anima a que siga trabajando cada día para poder dedicarme a esto”.
Charlar con Juan García (y no Juanjo, como lo llama lo mayoría), es compartir palabras con una persona educada, risueña, soñadora, consciente de la oportunidad que tiene delante y que nunca antes le había llegado: “hasta que llegó el Oviedo no me habían propuesto nunca una oferta suficientemente buena. Yo era feliz en Madrid con mis compañeros de equipo, habíamos vivido momentos deportivos muy buenos, estaba estudiando y además entrenaba a un grupo de niños que me hacían muy feliz. Nunca me había propuesto salir de mi rutina”. Esa humildad con la que llega cada día a Pumarín fue una de las claves para que la dirección deportiva del Oviedo Club Baloncesto decidiese ficharlo en verano: “Juan vino en junio una semana para probar. Su agente nos habló de él y nos propuso que lo conociéramos, que podría encajar en el estilo de juego que le gustaba a Guillermo Arenas. Una vez aquí comprobamos que deportivamente nos podría echar una mano y que personalmente era un jugador con una gran actitud y muy buena gente. No nos costó convencernos de que lo queríamos”, reconoce Héctor Galán.
Para Juan, su sueño acaba de empezar. En sólo cuatro jornadas ha mostrado su carta de presentación demostrando que no le ha costado subir dos peldaños de un salto. Un salto que, precisamente, es el punto fuerte de un jugador que dará mucho más que hablar en lo que resta de temporada.