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Sin tiempo para lamentar

El Alimerka Oviedo Baloncesto viaja mañana a tierras castellanas para enfrentarse a UEMC Real Valladolid (20.45h. Pol. Pisuerga, LaLigaSportsTV, VinxTV) con la intención de lavar la cara de la última derrota en casa, la del pasado sábado ante Melilla Sport Capital, en la que será la vigésimo séptima jornada de la LEB Oro 22/23. Tras el de la capital del Pisuerga tan solo restarán siete enfrentamientos para finalizar la temporada en un mes y medio de calendario nada halagüeño.

Por eso y con solo dos sesiones en el zurrón semanal, los de Guillermo Arenas han trabajado con ahínco y toda la enfermería vacía para tratar de dar la cara en la pista más complicada de la LEB. Valladolid lleva un año sin perder en su cancha. 370 días de imbatibilidad que les hace ser especialmente temibles en su feudo cuando, además de los argumentos ambientales, ponen sobre la pista el saber hacer de un equipo trabajado y físico.

Lamentablemente no será de la partida el ex OCB Hervè Kabasele, ahora blanquivioleta, que pasó recientemente por el quirófano para someterse a una operación de rodilla. Pero, aún con todo, los de Paco García presentan garantías dentro y fuera para hacer de la vista un guiñapo como llevan haciendo, decimos, un año natural.

Cierto es que vienen de caer derrotados en Almansa, el equipo al que sigue el OCB en el calendario y por ello será más difícil la empresa. Si los manchegos ganaron a Movistar Estudiantes, luego lo tuvo que hacer el OCB en extraordinario ejercicio. Si Almansa caía con Melilla, también lo hizo con estrépito el cuadro carbayón. Con Valladolid, lo mismo. Los almanseños ganaban en la Bombonera a un cuadro pucelano desdibujado que se quedó varado en 60 puntos. Unos guarismos que los de Arenas tendrán que tratar de repetir si quieren rascar algo dada la baja anotación azul durante toda la temporada.

Por eso no hay tiempo para lamentar el descalabro de Pumarín ante Melilla, y así lo ha advertido el técnico oventese pidiendo a los suyos equilibrio en la previa. Equilibrio entre lanzamiento exterior y opciones interiores. Equilibrio en la toma de decisiones y la asunción de tiros creados por tiros que el rival quiere que tires. Algo que no funcionó ante los norteafricanos y que sí o sí tiene que comenzar a prevalecer como criterio ofensivo. Porque el calendario no va a perdonar. Luego de Pucela, Almansa en casa y luego un Ourense casi salvado a domicilio. El resto del almanaque es para quien lo quiera: de nuevo visita a Alicante, Andorra jugándose el ascenso directo en Pumarín, la metralleta ofensiva que es Gipuzkoa en su coso, Castelló y fiesta o funeral en Torrelavega.

Por eso lo de mañana es tan importante. Porque el OCB sigue una victoria sobre el descenso, porque juega ante un equipo de la otra liga que viene con las dudas propias de dos derrotas (también cayó ante Ourense) y porque, después de un año sin besar la lona en casa, el tiempo, cuando no hay mucho más argumento que el hambre, debería ser suficiente acicate. Mañana, miércoles de dolores. Mañana, Valladolid-OCB. El jueves, ibuprofeno.