UNA FAMILIA OCB BAJO LOS AROS: “EL BALONCESTO ES NUESTRA VIDA”
En un tiempo en el que el fútbol se consagra como deporte rey y cualquier otro parece estar en un segundo plano, no es sencillo encontrar aficionados que vivan con la misma pasión otro como es el baloncesto. Y mucho menos encontrar a una familia entera que así lo haga.
Nuestra entrenadora de categoría Benjamín, Patricia Hernández (Las Palmas, 1970), se siente una privilegiada en este sentido ya que respira baloncesto desde que se levanta hasta que se acuesta, como así lo hacen su marido y sus dos hijos: “Llegué a Oviedo por motivos laborales de mi marido. Tenía muy claro que quería buscar el referente del baloncesto en la ciudad y en este caso era el Oviedo Club Baloncesto y me puse en contacto con Héctor Galán (Director General). Mis hijos, Lucas y Claudia, comenzaron entonces a entrenar aquí y desde el club se me ofreció la oportunidad de ser ayudante en el equipo Alevín, en el que jugaba mi hija. No lo dudé. Mi marido Raúl, a quien también le apasiona este deporte, ha comenzado este año con el equipo de Autonómica”.
Y no sólo en los miembros de su familia más cercana se siente atracción por el básket. Patricia coge carrerilla para empezar a enumerar una serie de familiares que tienen el mismo cariño que ellos a este deporte: “Tanto por mi parte como por la de Raúl siempre hemos transmitido a nuestros hijos ese cariño por el básket. Además tenemos referentes como mi hermano, que fue jugador ACB y ahora está en LEB Plata, mi cuñado… ¡Incluso mis suegros son socios del CAI Zaragoza!”
Pero lo que probablemente muchas de las personas que ven a esta entrenadora por los pasillos de la casa OCB no saben es que se trata de nada más y nada menos que de una ex jugadora olímpica. Ella misma nos cuenta cómo se le planteó una oportunidad única: “Soy canaria y allí me formé como jugadora. Se me presentó la ocasión de formar parte del equipo nacional en Barcelona ‘92 y ni me lo pensé. Estaba como loca. Después de años preparando todas esos Juegos Olímpicos finalizamos en un quinto puesto, con diploma olímpico, que creo que está muy bien. Ahora tanto en categoría femenina como en masculina despuntamos pero antes no era así”.
Aprovecha la entrenadora para dar su consejo a todos aquellos que quieran dar un paso más con este deporte y en algún momento puedan plantearse llevarlo a la profesionalidad. Una tarea difícil pero gratificante, como ella misma reconoce: “Mi consejo es que se puede. Todo se puede hacer. La clave está en organizarse. Hay tiempo para el deporte y para los estudios, aunque a veces se tenga que sacrificar tiempo libre no creo que eso suponga una pega para quien de verdad quiera llegar a ser profesional”.
Más adelante quiso probar como entrenadora. Una tarea quizá menos vocacional y más práctica que le llegó junto con el instinto materno, como explica en las siguientes líneas: “A raíz de tener a mis hijos dije que quería que conocieran este deporte. En el pueblo en el que vivíamos antes no lo había. Fue a raíz de ser madre mi gusto por ser entrenadora. Quería transmitirles mi experiencia bajo los aros y me gustaría continuar con ello mucho tiempo”.
Ya para terminar, Patricia nos transmite algunas de sus experiencias inolvidables que ha podido vivir gracias al baloncesto y lanza un mensaje para que cualquiera que sienta curiosidad por este deporte no dude en probarlo: “Mi pasión ha sido esta: he vivido de ello, he podido estudiar gracias a ello, he conocido gente, países… El baloncesto me lo ha dado todo y es lo que intento inculcar a mis hijos. Pude ver jugar a Petrovic contra el ´Dream Team´. Vi jugar a Michael Jordan y conocí a muchos otros jugadores y jugadoras de alto nivel y ese tipo de experiencias son las que te hacen ver al final que todo esfuerzo tiene su recompensa. Simplemente que lo prueben. Que le den una oportunidad a un deporte que es una maravilla al mezclar los valores de amistad, compañerismo, sacrificio, entrega, humildad… Realmente disfrutarían del baloncesto”.