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Una lección a extraer de Menorca

El Alimerka Oviedo Baloncesto ha caído por 90-74 en su visita a Hestia Menorca en el encuentro que comenzaba la segunda vuelta de la LEB Oro 23/24. Ahora, tras un balance de ocho victorias y diez derrotas, la plantilla tendrá una semana de descanso -sin partido, que no sin entrenamientos- por el parón por la Copa Princesa y retomará la competición recibiendo a Ureta Tizona el próximo domingo 4 de febrero.

Decíamos en la previa que el OCB llegaba a la isla con los deberes hechos en forma de resultados. No fue suficiente y como a estudiante diletante el examen al que Menorca le ha sometido durante los 40 minutos le ha sacado los colores. Si sabes que esa pregunta te la van a hacer, si sabes que Hannah, Stevic y Arteaga te van a castigar, de nada sirve ir sacando los parciales si el examen del último cuarto aprieta. Una lección a extraer: la del plan del partido, la de la intensidad, la del rebote, la de las pérdidas… Varias, vaya, que los de Javi Rodríguez han completado con suspenso pese a lo de siempre en este equipo: puede llegar justo pero la pelea; puede no darle, pero se rebela como el malo de la clase que al final es un buenazo al que hay que querer.

Un partido para aprender, en suma, y seguir la estela de Cosialls, esa navaja suiza que, pese a desacertado de cara al aro, ha sido el único que ha entendido por dónde pasaba el partido y la defensa (el único en positivo en la estadística). Un partido para analizar cómo, pese a igualar en rebotes ofensivos y defensivos, los de Hestia eran puñales que se traducían en puntos y los del OCB meros arañazos. O por qué las pérdidas han dilapidado el ritmo ofensivo del que hace gala el equipo: a 24 segundos cuesta. Sólo el talento de Horton (21 puntos) con tres triples consecutivos en el segundo cuarto han logrado la máxima ventaja para los ovetenses (29-37). A partir de ahí, un engancharse al partido constante con actuaciones puntuales tras un 14-0 de parcial en contra. Ora Sanz, ora Stuckman o Martí (14 puntos) pero sin control del ritmo y así, ante el talento de tres ACB aupados por su afición, difícil.

Si el primer cuarto comenzó con un intercambio de canastas intranscendente bien se encargó el local de colocar un 5-0 de parcial para cerrarlo 27-20. Si en el segundo el OCB tuvo ese momento de inspiración -porque el talento emerge siempre- con Stuckman y Horton acertados de cara al aro, de nuevo las desconexiones adelante y atrás catapultaron con ventaja a los de Zamora al intermedio: 43-39.

Y así ya todo el encuentro. Con un Chapela encendido y siete puntos consecutivos (61-59) mediado el tercero, con un Sanz a cuentagotas que de tres volvía a achicar (64-62), sin defensa constante no hay quien gane en LEB Oro. Y ya con el 68-62 con el que se arrancó el parcial decisivo al OCB no le llegó con dársela a Horton, con tratar de jugar con tres pequeños o con intentar romper el ritmo con una zona. Un cúmulo de errores y debes que no empañan el trabajo semana tras semana pero que dibujan un pequeño borrón por lo visto en los mejores momentos del equipo durante el partido y durante muchos momentos de la temporada. Ahora descanso, mente clara y a retomar la competición con la lección bien tomada y el desahogo de sacar tres partidos al descenso.

Parciales: 27/20,16/19, 25/23, 22/12 

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